Lenguaje No Sexista

sábado, 9 de abril de 2011

Tan cotidiana nos resulta nuestra lengua, que nos es difícil percibir su carácter sexista. Sin embargo, un rápido análisis de las estructuras gramaticales nos revela que continuamente estamos utilizando mecanismos de gran sutileza que provocan la ocultación de la mujer y la masculinización del pensamiento.

Pero el lenguaje puede manifestarse de forma negativa y desvalorativa. Algunos ejemplos de definiciones y expresiones que actúan discriminando a la mujer son:
SEXO DÉBIL: Las mujeres.
FEMENINO, A: Débil, endeble.
AFEMINAR: Hacer perder a uno la energía varonil.
FÁCIL: Que se puede hacer sin mucho trabajo. Aplicado a la mujer, frágil, liviana. SEXO FUERTE: Los hombres.
VARONIL: Esforzado, valeroso, firme.
HOMBRADA: Esforzado, valeroso, firme.

Otro ejemplo de clara discriminación hacia la mujer es la existencia de expresiones que, siendo idénticas de forma, adoptan significados diferentes según se empleen en masculino o en femenino. En todos los casos la diferencia va en contra de las mujeres, en el sentido de insultarla, menospreciarla o rebajar su importancia:
HOMBRE PÚBLICO: El que interviene públicamente en los negocios o en la política. MUJER PÚBLICA: Ramera.

En castellano no existe una expresión para referirse a una mujer que interviene públicamente. Lo mismo ocurre con otros vocablos:
HOMBRE DE MUNDO: El que por su trato con toda clase de gentes y por su experiencia y práctica de negocios merece esta calificación.
MUJER MUNDANA: Prostituta.
GOBERNANTE: Que gobierna.
GOBERNANTA: Mujer que en los hoteles tiene a su cargo el servicio (la limpieza) de un piso.
PRÓJIMO: Cualquier hombre respecto al otro, considerado bajo el concepto de los oficios de la caridad y benevolencia que todos recíprocamente nos debemos.
PRÓJIMA: Mujer despreciable.
PRINCIPIANTE: Que empieza a estudiar, aprender o ejercer un oficio, arte, facultad o profesión.
PRINCIPIANTE: Aprendiza de cualquier arte u oficio.

La existencia de este tipo de palabras, su correspondiente significado y el vacío léxico en torno a otros conceptos actúan determinado las actitudes de las niñas y niños hacia la identidad femenina. Los mecanismos por los que se lleva a cabo esta influencia son muy complejos: hay que tener que tener en cuenta que en la palabra convergen las aportaciones de la experiencia individual y las de la colectividad que se transmiten, en forma de contenidos, en la escuela.

Si la cultura heredada es sexista, las palabras tenderán a transmitir el sexismo, forjando una asociación de ideas entre los términos y el sexo con el que se identifica.

En el castellano el género masculino prima ante el femenino. Si se habla de un grupo mixto se utiliza el masculino. Si no se conoce el sexo, se utiliza el masculino. Son numerosas las ocasiones de la vida diaria en las que nos encontramos identificando a grupos de mujeres y hombres únicamente con el "colectivo" masculino. En los libros de texto y material didáctico este problema se repite sistemáticamente.

Se suele utilizar diariamente el género masculino, pero personalmente creo que es necesario analizar las intenciones de ese lenguaje y el uso que se hace de él, porque es muy diferente a que se use un género masculino para referirse a una pluralidad de personas que en cambio se utilice un vocabulario sexista en el que se discrimine y menosprecie a una persona. Pienso que primero hay que cambiar la concepción de la gente y ese sexismo que todavía existe antes que cambiar el género masculino al hablar en plural.

De todas formas aquí dejo para que lo tengáis en cuenta unas propuestas realizadas por Juan Manuel Delgado Aballe para evitar el uso sexista del lenguaje.

10 SOLUCIONES PARA EVITAR EL USO SEXISTA DEL LENGUAJE

1. Utilizar genéricos reales, sean masculinos o femeninos que representan a un conjunto de mujeres y hombres.
Ejemplos: alumnado, profesorado, la niñez, la infancia, el vecindario, la población…
2. Reformulaciones concretas
:
Ejemplo:
- Pensaban que los españoles estaban preparados.
- Pensaban que la población española estaba preparada.
3. Empleo de abstractos para representar al género humano en la lengua.
Ejemplo: si no conocemos el sexo de las personas de las cuales hablamos, “la redacción”, en vez de “los redactores”.
4. Cuando aparece el “hombre” en sentido universal como sujeto de la oración, cambar el verbo a 1ª persona del plural, sin sujeto o forma impersonal en 3ª persona con “se”.

Ejemplo:
- En el Medievo el hombre vivía en la oscuridad.
- En el Medievo vivíamos en las oscuridad, o…
- En el Medievo se vivía en la oscuridad.
5. Sustituir “hombre” u “hombres” por los pronombres “nos, nuestro, nuestra, nuestros o nuestras”.

Ejemplo:

- Es bueno para el bienestar del hombre.
- Es bueno para nuestro bienestar.
6. Cambiar el verbo de la 3ª a la 2ª persona singular (tú o usted) o la 1ª persona sin sujeto. También, el verbo en 3ª persona singular precedida por “se”.
Ejemplo:
- Se recomienda a los usuarios de la tarjeta que la utilicen debidamente.
- Recomendamos que utilice su tarjeta debidamente.
- Se recomienda un uso apropiado de la tarjeta.
7. Cambiar el pronombre personal “uno” por “alguien, cualquiera + se” o utilizar la 2ª persona del singular o la 1ª persona del plural sin sujeto expreso.

Ejemplo:
- Cuando uno se despierta por las mañanas tarda un rato en abrir los ojos.
- Cuando alguien / cualquiera / el ser humano / una persona, se despierta por las mañanas tarda un rato en abrir los ojos.
- Al despertarnos por las mañanas, tardamos un rato en abrir los ojos.
8. Cambiar “los, aquel, aquellos + que” por “quien, quienes, las personas que”

Ejemplo:
- El que sepa leer entre líneas lo entenderá.
- Quien / la persona que sepa leer entre líneas lo entenderá.
9. Evitar que se nombre a las mujeres como dependientes, complementos, subalternas o propiedad de los hombres.

10. Uso asimétrico de los tratamientos y masculinización.

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