Se ha comenzado con la definición del concepto de Infancia y Salud. La salud no tenemos que entenderla como la ausencia de enfermedad, sino como el bienestar tanto físico, mental como social. Al reconocer el ámbito social, se abre una vía para la intervención no sólo sanitaria en la gestión de la salud, sino también social y educativa, pues la infancia es una etapa de la vida fundamental para que la persona tenga una buena calidad de vida y la aparición de la enfermedad hará que se preste una mayor atención e intervención para que, vinculadas al cuidado del menor, cuente con una cubertura tanto sanitaria como socioeducativa.
Por ello, es muy importante tener presente los Derechos del Niño con los que el niño debe contar en cualquier lugar. Los derechos de los niños se presentan como obligaciones exigidas a las personas individuales o las instituciones, aunque debido a la poca capacidad sancionadora de los Comités de Derechos del Niño, estos derechos no se cumplen en la mayoría de los casos. Los niños tienen derecho a la protección y cuidados que necesiten, en la atención a la salud debería quedar también garantizada la atención a los condicionantes sociales que la alteran.
Con respecto a la salud, los niños pueden tener necesidades como la alimentación, vivienda, higiene, atención sanitaria, sueño, descanso, espacio exterior, ejercicio físico y protección de riesgos físicos adecuados. Que estos derechos no se tengan que ver mermados en los niños a causa de la enfermedad y la hospitalización. Se puede atender mediante una atención social, educativa, lúdica e informativa. Se trata de lograr que el proceso de hospitalización no haga romper al menor del todo con los procesos y necesidades propias de una persona de su edad.
- Lúdico: ocio.
- Educativo: trasla
dar la escuela al hospital (aula hospitalaria).
- Informativo: ofrecer información sobre su enfermedad y sus derechos.
En Andalucía los derechos de los niños se ven protegidos a través del Plan Integral de Atención a la Infancia de Andalucía. Este plan garantiza que los menores gocen de todos los derechos y libertades que tienen reconocidos. Promueve el desarrollo armónico del menor en su núcleo familiar, logra el acceso de todos los niños en los sistemas educativos, culturales y recreativos y garantiza la protección de aquellos menores que carecen de familia o situación de protección.
La aplicación práctica que expuso este grupo fue programa impulsado por La Caixa en el hospital Sevillano Virgen del Rocío. A través de este programa se establecen ciberaulas en los hospitales.
No son lo mismo aulas hospitalarias que ciberaulas.
- Las aulas hospitalarias trasladan el colegio al hospital, y en ellas se imparten las asignaturas normales como matemáticas, lengua, etc. tienen una gran importancia, ya que el niño no debe desconectarse del sistema educativo, pues esto provocaría posteriores problemas para la integración en los centros. Para ello utilizan una pedagogía hospitalaria, que a su vez se deriva de la Educación Especial. Se trata de enseñar contenidos en el contexto hospitalario, como complemento a la acción médica. Se promueve no sólo la escuela y la continuidad con la escolarización, sino también la amistad y las relaciones. Los profesores hospitalarios son profesores, y no van en bata sino con ropa normal para normalizar la situación. Se trata de una práctica que se lleva a cabo principalmente en Europa. Se imparten por la mañana.
- Las ciberaulas son lugares de juego, ocio y tiempo libre. Se realizan muchas actividades con los niños, juegos con el ordenador, colorean, usan recortables, juegos de mesa, juegos de magia, cuentos, música, películas, etc. No hay un número fijo de niños. Cualquier niño que esté hospitalizado puede acudir siempre que tenga autorización médica y sus condiciones físicas se lo permitan, y abandonan el ciberaula una vez que vuelven a sus casas. Cumplen una importante función, ya que a través de actividades lúdicas, los distraen del aburrimiento y la frustración que ocasiona la estancia en el hospital, y la vivencia de distintas enfermedades. Además, fomenta las relaciones con otros niños y niñas, lo que resulta muy beneficioso para conseguir una situación lo más normalizada posible dentro del contexto hospitalario. Sus familiares, hermanos, primos pueden también entrar y jugar con ellos, promoviendo una vez más esta red de relaciones. Por unos momentos se les aparta de los efectos estresantes de la vivencia de la enfermedad, se olvidan, se relacionan y se divierten de forma lúdica y creativa.
Los compañeros elaboraron un vídeo sobre el proceso por el que un niño llega a una ciberaula. Normalmente, los padres son los que se informan sobre la existencia de estos lugares, y convencen a sus hijos para que acudan. Otras veces, los encargados del programa acuden a las distintas plantas, y preguntan por los menores que pueden realizar estos talleres, para llevarlos. Al llegar, se les toma el nombre y la planta a la que pertenecen, para saber donde llevarlos si nadie va a recogerlos. No se les pregunta la enfermedad.
El papel del Educador Social en el contexto hospitalario no está reconocido. Personalmente me cuesta creer que estos profesionales no intervengan en ámbitos tan importantes como los que estamos viendo en clase, donde los educadores sociales estamos preparados y cualificados para trabajar en la mejora de la calidad de vida y autonomía de estas personas así como su integración en la sociedad.
Algunas de las funciones que puede realizar el educador social son:
- Actividades para fomentar la interacción entre niños.
- Reintegración en el entorno escolar de origen, por su desvinculación durante la hospitalización.
- Estudio individual de cada menor, en la medida que la única característica que comparten es la existencia de una enfermedad.
- Coordinar la familia con el resto de profesionales.
- Coordinar el aula hospitalaria con la escuela de origen.
El Educador tendría que intervenir en un contexto difícil, en el que hay que tener en cuenta el tipo de enfermedad y lo que le permite realizar a la persona, por ello hay que intervenir consensibilidad, pues son menores hospitalizados a los cuales hay que tratar con normalidad según sus características para minimizar al máximo los componentes traumáticos de la enfermedad y la estancia en el hospital, teniendo en cuenta que se encuentran en una etapa que debería caracterizarse por la vitalidad, el aprendizaje y el juego.
Por ello es necesario seguir con la continuidad del proceso educativo del menor y tener una buena coordinación entre la familia, los profesores del hospital y el centro educativo para el bienestar del menor, donde interviene el Educador Social en la cubertura de las necesidades educativas, afectivas y sociales.
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